jueves, 25 de marzo de 2010

Memorias VII


Quizás ahora sea el momento de llevar a cabo todo lo que tenía en mente. Vivir todas las vidas con las que había soñado. Puede que ahora llegue ese instante en el que todo cambia. Hubo un tiempo en el que quise ser un Rockstar. Romper el límite, sufrir la decadencia para sentirme vivo. Experimentar la genialidad de Bob Dylan. O la locura de Jim Morrison.

[Bob Dylan-Playboy Interview (1966)]

Sea o no un error, ¿qué te hizo decidirte por el camino del rock n’ roll?
El descuido. Perdí a mi viejo amor. Empecé a beber. Lo primero que sé es que estaba en una partida de cartas. Luego, caigo en que es un juego de mierda. Desperté en un billar. Una mujer mexicana enorme me arrastra fuera de la mesa, me lleva a Philadelphia. Me deja en su casa y todo arde en llamas. Acabo en Phoenix. Consigo trabajo como Chino. Empiezo a trabajar en una tienda de baratijas y me mudo con una chica de trece años. Después esta mexicana enorme de Philadelphia llega y enciende fuego la casa. Me voy a Dallas. Consigo trabajo como “antes,” en una publicidad de dietas; el “después” era Charles Atlas. Me mudo con un repartidor que cocina unos chiles y unos hotdogs fantásticos. Después, esta chica de trece años de Phoenix llega y enciende fuego la casa. El repartidor –no era tan bondadoso- le da a ella un cuchillo y lo próximo que sé es que estoy en Omaha. Hace mucho frío; por entonces ya estoy robando mi propia bicicleta y friendo mi propio pescado. Tengo un golpe de suerte y consigo trabajo como carburador en las carreras de coches de los jueves por la noche. Me mudo con una profesora de secundario que trabaja a la vez de fontanera y a la que no hay que prestar mucha atención, aunque fue capaz de construir un nuevo tipo de refrigerador que puede convertir el periódico en lechuga. Todo va bien hasta que el repartidor aparece y trata de acuchillarme. No es necesario decir que también quemó la casa y que yo me hago al camino de inmediato. El primer tipo que me levanta me preguntó si quería ser una estrella. ¿Qué podría decir?

¿Y así fue como te convertiste en cantante de rock n’ roll?
No, así fue como contraje tuberculosis.



El tobillo se me había torcido un poco al correr, así que tuve que aminorar la marcha. Las luces rojas de los semáforos ya no parecían fuegos artificiales, pero aún me costaba un poco respirar. Tras recuperar el aliento reconocí una calle, en la que había una tienda de discos de segunda mano y por la que solía pasar bastante a menudo los primeros días que llegué aquí. Recuerdo que compré Wave de Patti Smith justo cuando me confirmaron que el contrato del alquiler estaba listo para firmarlo. Mientras refrescaba la memoria los cristales de las vitrinas comenzaron a empañarse. Una nube de polvo descompuso el orden que, lamentablemente, se fue desvaneciendo. Me di la vuelta y la vi.

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