jueves, 11 de agosto de 2011

Propuesta de un plan de rescate para los países de Europa del Sur

Es un panorama feo. Pero es importante entender la naturaleza del fatal fallo de Europa. Sí, algunos Gobiernos han sido irresponsables; pero el problema básico ha sido el orgullo desmedido, la arrogante idea de que Europa podía hacer que funcionara una moneda única a pesar de los fuertes motivos que había para creer que no estaba preparada.

Paul Krugman. Profesor de Economía en la Universidad de Princeton (EEUU) y premio Nobel de Economía 2008.

La crisis financiera mundial expandida ya en toda Europa, ha acabado cebándose curiosamente con los países situados en la región del sur (salvo Irlanda) que han ido derrumbándose uno a uno como fichas de dominó. Los teóricos que buscan explicaciones a la crisis euromediterránea, dicen encontrarlas en la burbuja inmobiliaria, en la economía sumergida, en la malversación de fondos o en la corrupción política. Hay otros quienes la atribuyen a una cuestión climatológica: Como en España hace buen tiempo, hay más fuentes de distracción, más pérdida de tiempo y, por lo tanto, menor producción. Pero si le damos la vuelta a la tortilla y dejamos atrás las hipótesis, podríamos no considerar las altas temperaturas como una posible causa, sino como una posible solución.

En estos últimos tiempos, se ha demostrado que el pack de soluciones propuesto por la UE (rescate económico + plan de recortes) no funciona y, en el caso de Grecia, la eurozona se ha visto obligada a conceder un segundo rescate para impedir el contagio a otros países de la periferia europea, tapando con lodo los agujeros de un sistema que se hunde. Cubrir las deudas de un país insolvente con más créditos es sinónimo de alargar la mecha o retrasar el incendio, pero no de apagarlo. Otros expertos han considerado soluciones más atrevidas como la de imitar a la Argentina del 2001: declarar default, devaluar la moneda y reprogramar la deuda. Pero Grecia no es un país aislado, pertenece a la UE, está vinculada al euro, la mayor parte de los bonos de deuda están en manos de bancos alemanes y el abandono de la unión económica por parte de los griegos supondría hacer saltar por los aires la economía europea. Como advirtieron muchos economistas en el pasado, Europa no estaba preparada para una moneda única. Europa no cuenta con un mecanismo lo suficientemente fuerte como para redistribuir recursos de forma efectiva entre países y cuenta con una movilidad laboral limitada. Una unión monetaria en esas circunstancias, sin mayor integración fiscal y política, no puede funcionar. La crisis fiscal de Grecia ha puesto en evidencia las debilidades de la unión monetaria y ha expuesto cuales son los límites de la Unión Europea.

Sin una unanimidad, flexibilidad e igualdad política dentro de la UE se ha producido un distanciamiento y desequilibrio entre los países del sur y del norte, y ha entreabierto una brecha que parece separarse cada vez más. Puede que debido a nuestras diferentes culturas económicas y sociales, ha surgido un enfrentamiento entre dos maneras de pensar y vivir distintas en una misma unión que ha sido objeto de muchos debates. Mientras Angela Merkel se enemista con el sur europeo por sus polémicas declaraciones sobre la regulación de las jornadas laborales, aquí nacen las malas lenguas que especulan sobre un supuesto plan de conquista alemán para adueñarse de Europa y de conspiración en el caso del pepinazo. Por otra parte, hay quienes se toman a broma nuestro modo de vida (como algunos suecos que parodian la baja productividad española) y otros, en cambio, que defienden y proclaman nuestro apacible ritmo de trabajo, hasta el punto de que algunos sindicatos alemanes exigen su derecho a siesta. Dejando a un lado las controversias, lo cierto es que los países económicamente fuertes se han hecho más fuertes y los débiles, más débiles. Esta desigualdad se refleja en la equiparación de los salarios (Tabla 1) y se ejemplifica en el caso de Portugal. Las becas predoctorales subvencionadas por el Estado portugués son de un valor doble si el doctorado se realiza en el extranjero, presuponiendo que la vida está el doble de cara fuera del país. O lo que es lo mismo, Portugal es el doble de barato para los turistas extranjeros que vienen a buscar calor en sus playas.

Salario medio (€/año)

Salario mínimo (€/mes)

Noruega

45.485

1250

Alemania

41.691

1150

Gran Bretaña

40.015

1269

Holanda

38.700

1273

Italia

24.116

770

España

20.438

570

Grecia

17.859

668

Portugal

14.715

437

Tabla 1. El sur de Europa en números rojos.

Fuente: Eurostat (2006)

La pregunta que deberían hacerse los jefes de Estado de Portugal, España, Italia y Grecia es esta: ¿Qué es lo que tienen en común estos cuatro países, qué les distingue y qué es lo que pueden ofrecer al resto y que el resto de países (con algunas excepciones) de la región europea no tienen? Playas cálidas y sol. No es necesario elevar a estas dos preciadas riquezas a la categoría de Patrimonio de la Humanidad para saber de su importancia. Nadie pone en duda lo imprescindible de la luz y el calor solar en la vida, la necesidad del astro rey y fotodependencia para el desarrollo de muchos organismos como en el caso de la de las plantas. Además, la energía solar es una de las energías renovables más utilizada en el planeta y siempre se baraja como candidata para sustituir a los combustibles fósiles en el futuro. En lo relativo al hombre, se ha demostrado que las radiaciones solares favorecen la producción de la vitamina D y pueden afectar directamente a nuestro estado de ánimo. Los datos revelan que el número de depresiones es mayor en las zonas demasiado lluviosas y nubladas respecto a otras en las que predomina el sol. En cuanto a las playas, durante mis dos años de estancia en Estrasburgo no ha habido otra cosa que haya añorado tanto como el olor a salitre, el sosiego causado por el sonido de las olas o la belleza de una puesta de sol en el mar. Quizás debido a ello y a mi descendencia marítima (mi padre es vigués y mi madre valenciana) que he procurado mis dos prácticas de verano en ciudades costeras, Bahía Blanca y Lisboa. Lugares en los que, además de comprobar que tenemos un mismo carácter comunitario y una cultura mucho más común, me he sentido más cercano, querido e identificado con el pueblo argentino (sudamericano en general) o portugués que con los nórdicos.

Existen muchos países en los que se utilizan distintos precios para residentes y extranjeros, lo cual me parece entendible y razonable si se trata de ponderar la balanza hacia un equilibrio justo. Algunos ejemplos podrían ser los vuelos internos argentinos, la entrada a parques nacionales vietnamitas o restaurantes egipcios. Hay otros lugares en los que se saca provecho de sus reservas naturales y de una climatología medioambiental positiva a través de un turismo ecológico. En Islandia viven en uno de los entornos más saludables posibles, hasta el punto de asegurar que respiran el aire más puro del mundo y de venderlo a diez euros el bote. Por lo tanto, no sería tan descabellado pensar en una alianza entre los cuatro países del EuroSur para cobrar una tasa extraordinaria y efectiva a los países del EuroNorte por permanecer en nuestras playas, siempre destinadas a solventar la crisis. No se trataría de privatizar las playas ni de cobrar peaje por entrar en ellas (algo que ya se ha empezado a hacer en algunos países), pues son de dominio y uso público y está prohibido por la ley; sino de ejercer una política de proteccionismo siendo nosotros mismos los productos: Empezar a imponer y aplicar unas tasas a los países europeos más ricos en los servicios de hostelería o tiendas de la zona, lo suficientemente rentables para dar ganancias al Estado sin perjudicar ni reducir los números del turismo. No creo que a alguien le importe pagar tres euros en vez de dos por una cerveza bajo un clima mediterráneo cuando está acostumbrado a pagar cinco euros para beberla bajo un cielo nublado. Todo el mundo es consciente del número de visitas al sur de Europa y de las colonias veraniegas alemanas en Mallorca e inglesas en el Algarve.

Temperatura media anual (ºC)

Media de horas de luz solar por día

Media anual de días con lluvia

Noruega

6,7

4,5

165

Alemania

7,8

4,8

113

Gran Bretaña

10,5

4,1

160

Holanda

10

4,6

152

Italia

15,0

6,6

85

España

13,9

7,8

63

Grecia

17,8

7,6

87

Portugal

16,7

8,3

107

Tabla 2. El sur de Europa en números rojos.

Fuente: www.weatherreports.com

El progreso no tiene un camino marcado y quienes se atreven a dibujarlo lo hacen desde un punto de vista de procura de comodidad y lujo para el individuo, sin hablar del precio que hay que pagar por ello. Sin un rumbo fijo y a un ritmo descontrolado, corremos el riesgo de perdernos navegando deprisa a la deriva y olvidarnos de donde queda el límite entre el vivir para trabajar y el trabajar para vivir. La calidad de vida descrita por pura estadística (como el IDH) que se utiliza para medir el crecimiento económico y desarrollo de un país, debería tener en cuenta otros aspectos no cuantificables, factores más sentimentales, espirituales y emotivos que se escapan de toda explicación científica. Mientras Moddy’s le pone precio a la cabeza de algunas naciones y las califica como basura, nadie prueba a hacer lo propio de lo realmente importante en un país: el valor intrínseco de sus tierras, de su cultura y de su gente. El dinero, fruto virtual de la creación humana, ha ido cambiando de manos rápida y continuamente a lo largo de la historia. Pero el sol y el mar, riquezas eternas de la naturaleza, siempre nos han pertenecido, y eso es algo que nadie nos lo podrá arrebatar jamás.

Recorte con tijeras de la UES (Unión del EuroSur).

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