lunes, 26 de abril de 2010

Tras las Huellas de Hồ Chí Minh I




La gente ya no sabe apreciar la belleza intrínseca de las cosas. No importa la funcionalidad del cuerpo, ni su procedencia, ni siquiera su valor sentimental. Solamente queda el valor económico del objeto ligado al nivel de su estatus social. Cuanto más se posee, más se desea. Me había dado cuenta mientras deambulaba por los interminables puestos del mercado de la calle de Hàng Ngang en Hà Ni, donde era posible comprar cualquier tipo de regalo, desde lo absurdo a lo abstracto, donde las personas se apelmazaban como si fuesen la misma unidad, y por donde se dejan caer, sobrevolando como si fueran buitres, esa especie de turistas,

Que rompen el encanto a esos momentos especiales, esos lugares místicos, con su presencia, guía en la mano, gafas de sol, riñonera, gorra, sandalias con calcetines y piel enrojecida.

Que enloquecen por materializar el viaje, que compran baratijas de plástico, luminosas y musicales, de las que ni el vendedor sabe para qué sirven, con el objetivo de añadirlas, como un trofeo más, a su baúl vacío de recuerdos desteñidos y que, a los cinco días más tarde, olvidarán el lugar y el motivo por el que lo habían comprado,

Que encarecen el precio de los productos, Que ya no buscan sentir cualquier cosa sino que pretenden impresionar a cualquiera,

Que son carne de cañón para vendedores ambulantes, estafadores, carteristas y demás, que se resignan a ser timados antes que regatear con desconocidos, que se dejan conducir por el dinero, siempre satisfechos y conformes,

Que destrozan espectáculos, almacenando infinitas fotos en sus tarjetas de memoria gigantescas sólo por el mero hecho de coleccionarlas como cromos y atestiguar que han estado allí, que compran la pura no-necesidad, practicando la eutanasia a la casualidad,

Que no se interesan por el destino ni por su cultura, Que les cuesta un mundo aprender más de tres palabras del idioma autóctono, que creen que se les entiende si hablan más alto, ofreciendo una risilla odiosa de vez en cuando, y oprimen con su acento inglés,

Que convierten la moneda del país en dólares americanos, colonizando, capitalizando y forzando la corrupción de la población local,

Que descartan el descubrir, se desentienden de todo, acomodados en tours organizados donde les tratan como a un rebaño de ovejas, prescindiendo de lo diferente y convirtiendo todo en lo mismo, que se quejan por idioteces, que se ríen de idioteces, que lloran con idioteces, que expanden la despreocupación por lo verdaderamente preocupante, mirando siempre desde una perspectiva común,

Que presumen de lo que todo el mundo sabe y luego tienen miedo de hacer cosas nuevas, que prefieren pagar taxis que naufragar por calles desiertas, perdiéndose el lujo de perderse, vacíos de iniciativa propia,

Que comen por gula, hablan por vanidad y miran con lujuria, que focalizan el turismo sexual, y, borrachos, explotan, consumen y transforman lo salvaje en comercial, que se creen dueños de un mundo en el que sacan provecho de oportunidades que no merecerían,

Que hacen de lo que podría ser un arte de vagar un infierno turístico, que son una plaga para el viajero.

Crucé por la primera calle que vi y empecé a caminar por la paralela. Pude apreciar el contraste, antes con la gente abarrotada peleándose por llegar de un sitio a otro y, ahora, podía ver a vietnamitas descansando en cafés o sentados en el suelo, sin conglomeraciones, disfrutando de la noche , sin acoso de moto-taxis, cumpliendo expectativas, sin turistas ansiosos por comprar y pudiendo vagar con libertad.

De Hà Ni, primera noche

1 comentario:

  1. Que grande, Bro.

    Me ha recordado el caminar por el barrio Copto, la moto para tres en el arrabal del sur del Cairo. Te, zumo de naranja, sisha... Y la tumba de Jim Morrison.

    Una auténtica putada haberme perdido esta expedición, pero bueno, así tendrás más cosas que contarme. No faltaré a la cita en la desembocadura del Mar de Plata o en Iguazú... creo que Iria tb se apunta a un episodio de Soutos en el cono sur.

    Julio.

    PS: Yo por aquí me he mudado a Ruzafa, ahora vivo con Edgar y Pedro (2 cracks) en una casa llena de libros y pelo de gato gordo. No te lo pierdas: ayer montamos una mesa de pin-pon con una tabla y dos sillas. Obviamente, arraso.

    PS2: Me voy a hacer del MST. Ya te cuento en la boda de Iago. (Menos mal que de vez en cuando un poco de lujo y marisqueo).

    PS3: Quique (el de la beat que vive con Pau) me sigue preguntando por ti y aquel proyecto de blog. Le voy a reenviar aquí pa'que platiqueis. Es cojonudo.

    PS4: He tenido que activar la cuenta google para comentar... Mira a ver si cambiando las opciones puedes abrirlo para que se pueda comentar con Name/URL. Es lo más comodo, aunque tendrás que filtrar algun SPAM de vez en cuando. Sino la gente se cansa de los filtros de identidad y al final no comentan...

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