miércoles, 20 de enero de 2010

Una Semana de Ramadán y una Noche de Aurora Borealis



Para los amantes del contraste, quiénes disfrutan combinando lo dulce con lo salado, aguas cálidas y heladas, lo rústico y lo urbano, el ruido y el silencio, el orden y el caos.


Si se construyese una escala de ciudades, Reijavik estaría situada en un extremo y El Cairo, en el extremo opuesto. Son poco más de cinco mil kilómetros que separan ambas ciudades y presentan tantas diferencias que casi parecen antónimas.
Comencemos analizando el clima de las dos capitales. En Islandia, Tierra del Hielo, el tiempo es en general bastante frío como indica la procedencia de su nombre, con una temperatura anual de 5ºC. Egipto, por contra, es un país caluroso, árido y seco. En algunas zonas se alcanza más de 50ºC en verano. En invierno, Reijavik solo recibe cuatro horas de luz y en verano no existe la oscuridad total. En Egipto el sol es tan importante que en las antiguas civilizaciones era considerado como el dios más importante.
La población total de Islandia es de tan sólo 300.000 habitantes, 117.000 en la capital. Casi 80 millones personas viven en Egipto, 15 de las cuales residen en El Cairo, la ciudad más grande de África. En cuanto a la economía, voy a hacer referencia al coste de la gasolina en ambos países: 0,14 €/L en el Cairo y 1,43 €/L en Reijavik. Evidentemente, esto hace que me pueda tomar dos tés, un batido y una sheesa por un euro en Egipto y en Islandia me cobren 5 euros por un tercio de cerveza.
Respecto a la contaminación, Islandia puede presumir de tener el aire más puro del mundo, llegando incluso hasta el extremo de vender botes vacíos con aire del país al módico precio de 10 euros. El Cairo de lo que puede presumir es de ser la tercera ciudad más contaminada del mundo, por detrás de México DF y Pekín. Desde lo alto de la mezquita Al-Azhar se divisa una espesa niebla blanca que no deja ver la ciudad con claridad. También la contaminación acústica es constante. Pitidos de cláxones a todas horas, gente gritando por las calles a los coches y ruido, mucho ruido. El tráfico es puro caos, increibles reflejos de los taxistas. En cambio, en Islandia reina el silencio y la tranquilidad.
Por último y generalizando abiertamente, la gente en Islandia, país muy poco turístico afortunadamente, es altruista al cien por cien, dispuesta a ayudarte si no sabes llegar a algún sitio o por cualquier otra cosa. Esto también puede suceder en El Cairo, pero antes de que llegues a tu destino se aseguran de hacer una visita por su tienda por si deseas amablemente comprarle salgo. También hay otro grupo de personas que se autoproclaman amigos de los backpackers, comprometiéndose a guiar a los mochileros por sitios diferentes llevándose alguna que otra comisión. Aunque es cierto que el acoso turístico es lógico, ya que la economía del país se sustenta en ello. En lo que coinciden islandeses y egipcios es en que son igual de alegres y espontáneos , y siempre salen a festejar por las noches en busca de cualquier aventura. Y eso que los musulmanes no pueden beber, aunque en Ramadán, una vez puesto el sol, todo vale.
En fin, son tantas las diferencias entre la cuna de las civilizaciones y la bahía humeante que casi resultan inumerables, así que quedan bastantes más en la recámara. Yo me quedo en Islandia, y como decía Forrest Gump "Y no tengo nada más que decir".



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