domingo, 24 de enero de 2010

Busca Ser Maldito III


Cuando la oscuridad estuvo cerca, tan cerca que sintió su aliento en su cara, no tuvo más remedio que desprenderse de ella con un candelabro.

PARTE III

Nunca le gustaron las despedidas alegres, al poeta aferrado a la nostalgia. Comienza una nueva vida en ese avión sin rumbo al olvido, busca un poco de color en ella, el mismo tipo de color que dan ocho gotas de sangre a la nieve blanca, algo de aire fresco para sus pulmones repletos de polvo y luz sin niebla para sus ojos cansados.

A su izquierda descansa una señora mayor que ni siquiera ha sido capaz de abrocharse el cinturón de seguridad antes de ponerse a dormir. A su derecha hay un adolescente despuntando un lápiz sobre un papel amarillento. Al apoyarse contra la ventanilla, deja ver lo que está escribiendo en él.

Esta vez los perros fueron su perdición

Están lloviendo ratas, y sobre los tejados

Se relamen los gatos, que maúllan a dos patas,

Dispuestos y cansados.

Las ratas no se esconden, ya no tienen más miedo

De los gatos hambrientos. A lo lejos se oye

El rugir de los perros.

No existe el reproche ni sobran las palabras,

La verdad se desata cuando al caer la noche,

Ya no llueven más ratas.

- ¡Mis ojos! ¡No quiero ver poesía rimada delante de mis ojos! ¡Rompa ese papel inmediatamente!

- Pero, señor, solamente son palabras. ¿Qué es lo que le molesta?

- La poesía muere en la rima, llora delante de los espejos al verse con correa. No necesita que la encarcelen. Necesita ser libre.

La poesía danza alegremente alrededor de las palabras. Juega con ellas y las saca a bailar. Da un golpe sobre la mesa y así, todas las demás, están predispuestas a dispersarse. Luego las aborda, como un barco pirata sobre un navío mercantil. Y encuentra la belleza y la libertad dentro de una isla perdida, enterradas boca abajo como un tesoro mágico en un cofre lleno de niebla y misterio, que nadie sabe muy bien dónde están exactamente pero todo el mundo habla de ellas como si existieran realmente, y no se tratase más que de efímeras piezas de un puzle que no podemos llegar a concebir.



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